miércoles, 28 de octubre de 2015

LA EMPATÍA

Según la R.A.E: sentimiento de identificación con algo o alguien. Capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos.

Esto, es junto con el sentido común, los valores que más escasean en esta sociedad.

Creo que no es la primera vez que digo, que a cada uno le duele lo suyo. Y está claro, que hasta que no pasas por algo (accidente, enfermedad, infertilidad, duelo...), no puedes sentir ni entender lo que se siente al 100%. Pero lo puedes intentar.

Me he encontrado con muchas personas cero empáticas.
Me he encontrado, lo que considero más grave, con profesionales de la sanidad, sin ningún tipo de empatía.

Y por supuesto, me he encontrado con madres nada empáticas hacia las mujeres que no podemos, o no queremos ser madres.

Como muchas sabéis, últimamente en mi familia, la natural y la política, las cosas no van bien, por problemas de salud de personas muy cercanas y queridas.

Hace poco comenté en esta entrada, que hubo alguien que consideraba que marido y yo lo llevamos bien.
Hace unos días, esta misma persona, le dijo a mi cuñado (que lleva ocho meses pasando una situación muy difícil), que vaya mala cara tenía.
Mi cuñado se ha echado diez años en ocho meses y ha perdido mucho peso, al verse totalmente trastocada su vida.
A mi jamás se me ocurriría decirle algo así. Porque le veo que tiene mala cara, y que ha perdido la sonrisa y difícilmente saca ese buen humor que le caracterizaba.
Sin embargo, ella, que es su hermano, y agárrate, PSICÓLOGA, le soltó esta lindeza y se quedó tan a gusto. Porque según ella, era para ver si necesitaba ayuda. En fin.

Afortunadamente para muchas personas, se dedica a los recursos humanos y no a la psicoterapia.

Una vez más, hago un llamamiento para que las carreras en las que tengas que trabajar con gente, incluyan una asignatura, obligatoria de empatía.

Yo como infértil, he tenido que tolerar un montón de comentarios desafortunados. Pero cuando llegan de mi madre o hermanos, pues duelen muchísimo más. Aunque ellos lo hagan con toda su buena intención, siempre digo que mejor es callarse y estar, que hablar por hablar.

Además, de esas personas, que tienen los hijos con mucha facilidad, y con la misma facilidad, te intentan convencer de lo que bien que vives, de que no te pierdes nada, o de que adoptes o disfrutes de la vida. También de que no tienes ni idea, cuando llevo seis años leyendo e informándome, no solo sobre las últimas técnicas de reproducción asistida, también sobre educación y crianza.
Que alguien, que a un mes de ir a dar a luz no sepa lo que es el estradiol, un moisés o que no es malo cogerlos en brazos, a parte de muy mala h****, me da mucho miedo. Y pena, por esos niños.

Pero hoy además, vengo a entonar el mea culpa. Porque seguro que en muchas ocasiones, yo también he metido la pata o no me he comportado como se esperaba.

Tengo amigas que han esperado hasta que no podían ocultarlo más, que estaban embarazadas, porque sabían lo que yo estaba pasando.
Otras que en cuanto lo han dicho, lo primero que me han preguntado es cómo estoy, cómo me he sentido.
He visto miradas de vergüenza, de contención, a la hora de darnos una noticia así.
Y he recibido abrazos inesperados, que decían más que muchas palabras.

Sin embargo, la mayoría de las veces, no he sido capaz de celebrarlo ni de felicitarles.
Y eso tampoco es justo.

Porque a mi me duele lo mío, y ellos han entendido mi dolor. Pero yo no he sido capaz de entender su alegría, de compartir con ellos esos momentos tan especiales y esperados. Algunos han visto como me alejaba o dejaba de participar de sus vidas. Y eso, tampoco es justo.

Siempre he predicado que me gusta que me traten como yo trato a los demás. Y sin embargo, aquí he pinchado.

Así que aprovecho para pedir disculpas a todas las personas que han visto como me distanciaba o que no han recibido de mi la respuesta que esperaban.
Y aunque la mayoría han sido en mi vida real, en la virtual sé que también he liado alguna.

Por suerte para mi, todas han sido grandes personas, que como digo, han respetado mi distancia y mi silencio, y sin embargo, siguen ahí. Que he podido participar de los nacimientos de muchos peques con ilusión, y compartir sus lágrimas y sus primeras horas. De algunas primerísimas horas.
Una de mis amigas me invitó a una ecografía. Aunque marido no lo veía muy claro, fue uno de los días más bonitos de mi vida.
Los quiero a todos como si fueran mis sobrinos, y me he jurado a mi misma, que seguiré estando a su lado, y al de sus mamis.

Que a veces duele, sí. Pero más me dolería perderlas.

Seguiré informando...


lunes, 19 de octubre de 2015

RESULTADO DE NUESTRO RETO

Pues sí, ya han pasado los 21 días. Se os ha hecho corto? pues a mi sí, la verdad.

El balance es positivo, no pensamos ninguno de los dos que aguantaríamos, ni que llegaríamos a cumplir, Sí, no nos tenemos mucha fe.

En general no ha sido muy duro. Yo he sufrido un poco más. Marido no es muy de dulces, así que ese sufrimiento era para mi solita.
Los primeros días fueron raros, era como que me faltaba algo. Obvio, había quitado a mi cuerpo de golpe todos los azúcares y grasas saturadas. Porque sí, quien dice chocolate, dice donuts, chetos o todas las porquerías que os puedan venir a la mente.

Pero poco a poco, me fui acostumbrando y no teniendo esos malos ratos. Hasta un día, que me pasé toda la tarde debatiendo si zamparme la bolsa de m&m's que tengo en el armario.

-venga, que no pasa nada. Lo estás haciendo muy bien, por un poquito que le des, mañana recuperas.
-no puede ser, me lo he prometido a mi, a marido y todas las blogueras, no les puedo fallar.
-Bueno, pues un puñadito, total, cuatro o cinco, eso sí que no va a pasar nada.
-Ja, sabes de sobra que no puedes! si empiezas no puedes parar! Y luego te vas a sentir peor!
-Venga, que hoy es un día raro, tienes el día malo y tienes que darte un homenaje.
-Que no, que no puedo. Por qué demonios no habré tirado todas esas tentaciones a la basura antes de empezar la dichosa dieta!
...

Lo superé. Gané.

Lo positivo gana por mucho a estos malos ratos.

Desde el segundo día, noté que marido roncaba menos. Desde que dejó de fumar sus sonatas nocturnas habían prácticamente desaparecido, pero de un tiempo a esta parte, habían vuelto y con más ganas.
Como consecuencia de la falta de serenatas, hemos dormido mucho mejor. Con esa sensación de sueño profundo y despertándonos con mucha más energía.
Sigo soñando, porque esto no hay quien me lo quite, pero solamente he contado una pesadilla, y ni siquiera era tan tremenda.

Como digo, nos despertábamos con más energía, así que han sido menos días malos o de bajón. Y con más fuerza para hacer deporte. Y bastante motivados.
Marido empezó con mucha fuerza esto del deporte, pero poco a poco se fue desinflando. Pero la media ha sido bastante bueno.

El ánimo en general ha estado mucho mejor. Como digo, ha habido algún día raro, y uno muy difícil. Pero me encontraba en general de mejor humor.

Mi piel está estupenda. Hacía tiempo que no me veía la cara tan limpia. Soy de piel grasa y tendencia a granos. Pues llevo 21 días sin ningún grano, excepto uno, pero como me ha salido en la ceja ni se ve.

No nos pesamos el primer día, así que no sabemos la cantidad de kilos.
Marido ha bajado bastante barriguita, vuelve a entrar en sus pantalones y ha corrido un agujero del cinturón.

Mi reto no era tanto adelgazar como comer sano. Pero también he perdido un agujero del cinturón. Que no suelo usar, pero ahora se me caen los pantalones. A pesar de eso, yo sufro de mala circulación y retención de líquidos, por lo que sigo manteniendo mis cartucheras farwest style, que forman parte de mi vida desde el principio de los tiempos, y se ve, que me han cogido cariños. Pero casi casi he conseguido terminar con la dichosa barriga que luzco desde los tratamientos.

Animar al cuerpo y los riñones que trabajen, pues ha significado que todas las noches tenga que levantarme a hacer un viaje al wc, aunque como estoy durmiendo tan bien, pues ni me importa. Porque me levanto casi sin abrir los ojos y vuelvo y recupero el sueño enseguida.

Y lo mejor de todo, 21 días sin dolor de cabeza. Esto, para las que sufrís jaquecas como yo, sabéis lo que significa. Así que solo por esto, continuamos.
Vamos a suavizar un poco, porque estos 21 días han sido muy drásticos, sin apenas hidratos, nada de harinas (que en casa las tomamos siempre integrales), ni fritos, ni grasas tipo queso... Bueno, bastante radical.
Ahora vamos a suavizarla, llevar una dieta variada y sana. Pero, los azúcares y las grasas descartados.
Nos vamos a permitir, si lo necesitamos, o si un día por lo que sea salimos, un día a la semana de "capricho", un extra que pueda ser un dulce, una pizza...

Pero el resto, hemos decidido continuar y hacer de esta alimentación, no una dieta específica de los 21 días, si no, nuestra forma de vida.

Seguiré informando...

domingo, 11 de octubre de 2015

LA IMAGEN QUE DAMOS


No me refiero a la primera impresión, que esa siempre la suspendo. Si no, a la imagen que damos a la gente que ya nos conoce, que conoce nuestras vidas y nuestras historias.

Marido y yo, en eso somos bastante parecidos, no nos gusta dar pena. Tenemos problemas, sí, como todo el mundo. Pero eso no significa, que tengamos que estar hablando todo el rato de lo que nos duele o nos molesta. Si sale el tema en un lugar o momento inapropiado, también lo esquivamos.
Bueno, somos así, ni peores ni mejores.

Personalmente, no soporto a la gente que en cuanto le preguntas "qué tal?", te responden con un mal. Aunque sea por cortesía, dime que bien y luego ya me cuentas. Pero si me entras con un mal, no sé, a mi me saltan todas las alarmas. Para luego, terminar contándote que ha tenido un día horrible, porque ha ido a comprarse un abrigo que le encanta y no quedaba su talla...

Vale, si algo he aprendido en los últimos años, es que a cada uno le duele lo suyo. Y puedes tener más o menos empatía por el sufrimiento ajeno, pero lo que realmente te duele, es lo tuyo.

En una conversación reciente, de la que no daré más detalles, se justificaba a una persona por su comportamiento desafortunado, porque tiene muchos problemas. Alguien comentó, que nosotros también lo estamos pasando mal, y no nos comportamos así. A lo que otra persona respondió, que nosotros lo llevamos bien.

Pues sí, yo lo llevo tan bien, que evito todas las reuniones donde sepa que va a haber niños.
Y lo llevo tan bien, que cada vez que veo un ruso me dan ganas de patearle el culo. Aunque él no tenga la culpa.
Lo llevo tan bien, que hay días que la pena me pesa tanto, que soy incapaz de levantarme. Y entonces, marido que también lo lleva tan bien, me coge de la mano, me abraza y lloramos juntos.
Lo llevo tan bien, que a veces, cuando marido sale a trabajar, me derrumbo, veo la casa tan grande y tan vacía...
Lo llevo tan bien, que a veces no puedo ir a ver a mi sobrino, y nos inventamos una jaqueca.
Lo llevo tan bien, que a veces ir a verle y escuchar lo bien que come, caga, rie, duerme... me produce la jaqueca.
Lo llevamos tan bien, que todavía no hemos podido contarles a nuestras familias, que no habrá niño de país muy lejano.
Lo llevo tan bien, que estoy en tratamiento psicológico porque era incapaz de gestionar tanto dolor.

Y sí, es verdad que últimamente hacemos cosas, alguna locura, alguna escapada, todo para intentar desviar a nuestros cerebros del único pensamiento. Y lo estamos consiguiendo.
Pero el día a día, a veces es duro. Y eso solo lo vemos y lo sabemos nosotros.

Que con todo lo que ha pasado este año en mis familias, no tengo ningún derecho a quejarme. Que siempre puede ser peor. Pero que no se vea, no significa que no duela. Y duele, sigue doliendo.

Seguiré informando.