23 de Septiembre, última reunión a solas con la asistenta, conocida como la Sierra.
Después de la última entrevista, iba bastante
acojonada tensa, y creo que a la defensiva. Si seguíamos la tónica habitual, le tocaba ser suave conmigo y darle caña a marido que tenía la reunión unos días después.
Pues bien, fue bastante suave. Hablamos del día en que me encontraba con mi niño, en su país de origen. Y el día que llegara a casa. Hasta ahí creo que iba bien, porque iba saltando las preguntas rápidamente.
Y llegamos al momento crítico: la comida. Después de ponernos de acuerdo en que, tendría que informarme bien de qué se come en país de origen y que tendría que practicar ese tipo de comida, se me planteó el tema de que el niño, rechazaba la comida. Se sentaba a la mesa, y apartaba el plato, diciendo que no quería comer. Qué hago?
Siendo sincera, lo primero que me pasó por la cabeza, es que se queda sin comer y se lo dejo para cenar, que es lo que hacía mi madre con mi hermano, que yo siempre he comido muy bien y de todo.
Pero, le empecé a dar vueltas al asunto. Mi sobrina es muy mala comedora, pero como siempre ha ido muy por debajo del peso, hacíamos miles de historias diferentes, para que terminara tragando algo.
Así que me acordé de ella, y empecé a explicar las tácticas que podría ultilizar.
Pues bien, la respuesta correcta era retirarle el plato, sin gritos, sin broncas, pero retirárselo y dejarlo para cenar.
Decía que los niños nos pueden llevar al límite, y que hay que marcarles los límites desde el primerísimo día.
No sé, es otro de esos temas en lo que hasta que no llegue el momento, no se va a saber. Porque de verdad podría hacerlo? Llegar a casa con un niño, que en pocas horas ha conocido a su nueva familia, ha cogido un avión, le hemos separado de su entorno, y llega a una casa nueva, donde encima le ponen una comida, que aunque me lo haya currado, seguro que no se parece en nada a la de su país, y no quiere comer, que igual está cansado, asustado, nervioso o simplemente no tiene hambre, y cojo yo, le quito el plato y se lo pongo para cenar. Yo me pongo en la situación, y creo que me cabrearía y me asustaría más. Obviamente, esto depende muchísimo también de la edad del niño.
Tengo que aclarar, que en Francia, no está tan mal visto el castigo o la bofetada a tiempo. No es difícil ver a algún niño haciendo trastadas, y cogerle el padre y cruzarle la cara, delante de todos. El niño se tranquiliza, eso sí. Pero sinceramente, esa no es la idea que tengo yo de educar. Mi padre ha sido estricto, pero jamás, me ha pegado un bofetón. Y mira que a veces me lo había ganado...
Pues bien, el viernes 27 tuvo la reunión marido. Y más que un cuestionario, fue una charla. Yo creo que él le ha cogido el truco, e intenta alargar los temas y desviar la atención a otras cosas, ella cae en el rollo, porque habla hasta por los codos, y así, no llega el momento de preguntas comprometidas.
Total, que le dijo que soy muy sentimental (a ver, alma de cántaro, no habías dicho que era fría y lógica?), y que me sé la teoría, pero que evito los conflictos (de verdad esto es tan malo?).
El sabe la verdad, y me defendió como es debido. Soy una chica tímida, que me corto delante de desconocidos, y más cuando me imponen, como es el caso de la Sierra. Pero desde luego, no me paso todo el día llorando, y soy dura cuando lo tengo que ser. Casualmente, en la educación, soy más estricta que marido, aunque él parezca lo contrario. Soy la única que riño a mi sobri, nisiquiera su madre, y aunque no es comparable, la que ha puesto normas a la gordita, porque marido le deja hacer siempre lo que quiera.
También hablaron de que el niño tenía que dormir en su habitación, aunque se pasara la noche llorando, era mejor que nos fueramos a dormir con él, aunque fuera en el suelo, que no traerlo a nuestra cama. Según ella, si dejamos hacer esto "bienvenida abstinencia".
Respecto a esto ningún comentario, porque evidentemente, sois más de una las que practicáis el colecho y aumentáis la familia. Marido no está de acuerdo, pero mira, ya se irá viendo.
Y ya que me pongo, que ando fatal de tiempo, os comento el tema de la religión, que os dije que os explicaría. Aunque no lo he vuelto a poner, en las siguientes reuniones también me han preguntado si soy creyente, si lo vamos a bautizar, etc, etc.
Pues bien, un día de esos que me insistía tanto, me comentó que llevaban a una familia, que tenía contacto con la iglesia, y que por mediación de un familiar, habían adoptado dos hermanos en Israel. Normalmente, los orfanatos son gestionados por congregaciones religiosas. Y evidentemente, no te saltas ningún trámite, todo es legal, no vayáis a pensar que me invita a saltarme las normas. Pero, si hay contacto, pues siempre puede reducir algo el tiempo, o conseguir, quizá un niño más pequeño.
Le comenté esto a mi tío, y aunque él no trabaja con estos temas, nos puso en contacto con una chica monja que trabajó con él, que trabaja en casas de acogida. Borraros de la mente esa imagen de monja que tenéis ahora mismo, porque no tenía nada que ver. Sería de mi edad más o menos, super cariñosa, muy habladora, simpática, vestida de calle y con una marcha! Nos atendió en una de las casas de acogida. Y bueno, aunque trabaja en el País Vasco, y por aquí la adopción es muy complicada, fomentan mucho más la acogida, pues nos ha puesto en contacto con familias adoptantes. El próximo fin de semana, tendremos nuestro primer encuentro. Y me hace mucha ilusión conocer a sus niñas, y que nos cuenten, cómo ha sido la experiencia, antes, durante y después.
Casi, casi, tenemos el país elegido. Pero esto lo dejo para la próxima entrada.
El día 16, la Sierra nos presenta el informe que entregará a la comisión. Espero que nos deje bien.
Aprovecho para disculparme por mi desconexión, mi vida no deja de complicarse. Pero os leo, aunque no comente, y espero volver pronto a mi rutina blogger.
Seguiré informando.